Desaparecen colonias de abejas y no dejan rastro
Un uruguayo perdió 100 colmenas con cerca de seis millones de abejas. "Se fueron", lamentó. En EE.UU. esto se conoce como "colapso de las colonias". Expertos advierten que el fenómeno no está instalado en Uruguay pero sería cuestión de tiempo.
02 - 09 - 2013
Álvaro visitó sus colmenas. Vio los panales, el estado general de las abejas, su actividad, el alimento, las crías, la producción de miel, todo estaba en orden, aparentemente. A los 15 días volvió. No estaban.
"Eran unas 100 colmenas", rememora en diálogo con El País, Álvaro Guerrero, presidente de la Sociedad Apícola Uruguaya. Productor del sector, tenía 200 colmenas, por lo cual pudo continuar con su empresa pero asegura que la pérdida (registrada hace unos años) lo afectó considerablemente.
Según cuenta, encontró los panales vacíos, sin rastro de las abejas. En la mayoría se había ido la reina incluida. Si se considera que cada colmena tiene una cantidad promedio de 60.000 abejas, la cantidad que desapareció ronda los 6 millones.
Curiosamente, el apicultor no encontró testimonio alguno de alguien que viera los cadáveres o las abejas en movimiento a través del campo. Hasta el día de hoy no sabe qué sucedió.
"Quedaron los cajones vacíos y la colmena abandonada, con las reservas de miel incluidas", rememora. "De tener un apiario con 30 cajones llenos a punto de cosechar, fui y encontré todo vacío. Había unas pocas muertas y el resto no estaba. Se fueron las abejas".
Guerrero no es el único productor que ha pasado por esta situación en Uruguay. Según cuenta, el problema de la mortandad de las colmenas ha incidido en que la cantidad de apicultores en pocos años haya bajado de 4.500 a 3.100. Algunos perdieron todas sus abejas.
Entre las razones que se consideran como posibles para este fenómeno están la acción de gérmenes que agreden a las abejas, el uso de pesticidas en la agricultura, cambios en el clima y hasta la tecnología de los dispositivos móviles (las antenas podrían desorientarlas).
El problema ha hecho estragos en el hemisferio norte. En Estados Unidos alcanzó tal nivel y fue tan impactante que se definió como un problema en sí mismo: "problema de colapso de las colonias" o "síndrome de despoblación de colmenas" (en inglés colony collapse disorder).
Karina Antúnez, doctora en Ciencias Biológicas e investigadora del Instituto de Investigaciones Biológicas Clemente Estable (IIBCE) asegura que en Uruguay el fenómeno todavía no es tan serio como para hablar de un síndrome de desaparición establecido como en los países del hemisferio norte.
"Colapso de las colmenas en Uruguay no hay, sí hay pérdida de colmenas", matizó Antúnez, referente en la materia. El IIBCE relevó un grupo de establecimientos durante dos años junto al Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca y encontró muchos contaminados con varroa, un ácaro que ataca a las colmenas y las puede matar. En otros registraron errores del manejo de los productores.
En muchos, estos elementos se asociaron con la aplicación de pesticidas en las inmediaciones. Por ahora, apunta Guerrero, los productores han podido sustituir las colonias que pierden (sea por factores explicables o no), por lo cual la cantidad de colmenas a nivel país se ha mantenido estable.
Sin embargo, hay señas que ponen en alerta a los especialistas sobre la instalación del fenómeno de desaparición. En cinco años la producción de miel en Uruguay pasó de ser 36 kilos por colmena a ser solo 17.
Antúnez asegura que en la medida en que todos los factores de riesgo presentes en países del norte ya están en Uruguay, la instalación del síndrome como tal sería cuestión de tiempo. "Los agrotóxicos, los monocultivos, los pesticidas, ya están debilitando las colmenas, eso es seguro", subraya.
Cuando hay grandes plantaciones de una única especie, como ser un tipo de eucalipto o soja, la abeja ingiere un único polen y su sistema inmune se ve afectado, es decir, pierde defensas para protegerse de los patógenos que la atacan.
Otro elemento que para la especialista debería ser controlado es el ingreso de abejas de países vecinos. Desde Argentina o Brasil, advierte, se traen abejas que es posible vengan con cepas de ácaros y virus más agresivos que los que hay en Uruguay. Las abejas locales podrían no estar protegidas para defenderse de ellos.
En otros casos, los pesticidas las alcanzan directamente. Se rocía sobre un monte y las abejas se encuentran en la zona más baja polinizando, por ejemplo. Tampoco está claro qué puede estarles causando el polinizar soja transgénica.
Consecuencias.
El síndrome de desaparición de abejas en el mundo fue tapa de la revista Time en agosto. "Un mundo sin abejas. El precio que pagaremos si no nos damos cuenta qué las mata", fue su título.
Es que la problemática va mucho más allá de un tema de pérdidas del insecto en sí. Se estima que solo en Estados Unidos el valor de las abejas al polinizar flores de plantaciones y cultivos se cuantifica en unos 15.000 millones de dólares.
La cifra se desprende de productos que nacen gracias a que ellas polinizan las plantas. Su función potencia el rendimiento de cultivos al punto que su pérdida podría ocasionar una carencia notable de alimentos, afectando entre muchos otros a cebollas, zapallos, espárragos, manzanas, pepinos y soja.
Guerrero apunta que el efecto en Uruguay puede ilustrarse con los zapallos. "Si aislás una flor y no tiene acceso a insectos polinizadores, aborta, no genera un zapallo", ejemplifica.
"Entre todos esos polinizadores, pongamos que 60% son abejas. El dato es estimado pero quiere decir que 60% de la producción nacional de zapallo depende directamente de ellas".
En el caso de los tomates, si las plantas son polinizadas se descartan 10% menos; lo mismo sucede con las manzanas y los arándanos. "Y la soja polinizada produce más granos por chaucha y más peso por grano", agrega Guerrero.
Antúnez advierte que la pérdida de abejas podría afectar fuertemente al país. Un hecho sencillo pero real es que podría tener menos flores, no solo menos alimentos naturales.
"Hay un montón de factores que están afectando a la apicultura en Uruguay, vamos a ver las consecuencias" si no hacemos algo, asegura la especialista de cara a los próximos años.
LAS CLAVES TRAS DEL SÍNDROME
-Se llama problema de colapso de colonias (o Colony Collapse Disorder, CCD, por sus siglas en inglés) a un fenómeno que comenzó a comienzos de la década del 2000 por el que una cantidad considerable de abejas obreras de una colmena desaparecen abruptamente sin dejar rastros.
-Aunque estas desapariciones han ocurrido anteriormente a lo largo de la historia de la apicultura, el término problema de colapso de colonias se aplicó por primera vez tras un crecimiento drástico del número de desapariciones en colonias de abejas en Norteamérica a finales de 2006.
-A partir de 2007, los apicultores europeos observaron fenómenos similares en Bélgica, Francia, Holanda, Grecia, Italia, Portugal y España, y también se emitieron informes preliminares en Suiza y Alemania, aunque en menor grado, mientras que la Asamblea de Irlanda del Norte recibió en 2009 informes de descensos superiores al 50%.
-Las causas del síndrome no se comprenden bien, aunque muchas autoridades en la materia atribuyen el problema a factores bióticos, como los ácaros varroa o a otras enfermedades de las abejas, incluyendo la nosema apis o el virus de parálisis aguda de Israel. También se han propuesto como causas el estrés por cambios en el entorno, la desnutrición o los pesticidas.
-De forma más especulativa, se ha aludido a la radiación provocada por teléfonos móviles y al efecto de las cosechas modificadas genéticamente para incorporar un control de plagas, aunque no hay pruebas para ninguna de estas dos posibilidades.
Las cifras
40
Millones de dólares al año es lo que se estima genera en divisas la exportación de miel desde Uruguay. La producción podría verse en riesgo.
17
Kilos de miel es lo que pasó a producir, en promedio, una colmena en Uruguay, cuando cuatro años atrás producía 36 kilos, aseguraron expertos del sector.
3.100
Es la cantidad de productores de abejas que hay en el país. Hace unos años eran 4.500. Las colmenas no disminuyeron porque fueron reemplazadas.
50%
Es lo que se minimizaría el impacto de los pesticidas sobre las colmenas si las fumigaciones realizadas sobre plantaciones de cultivos fueran nocturnas.
Alerta en el mundo
El síndrome de despoblación de las colmenas fue la tapa de la revista Time en el mes de agosto. Se ha vuelto incontrolable en Estados Unidos.
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