lunes, 2 de septiembre de 2013
De la autentica pluma de las mentiras de los escribas
De todas las mentiras que ha creado el cristianismo y de las medias verdades que este ha difundido, una de las más extendidas es la de que existen “testimonios” seculares que prueban que su personaje favorito, Jesús “de Nazaret” existió tal y como lo narra la Biblia. Esta mentira, al igual que todo el resto de mentiras propagadas por esta secta, ha crecido gracias a la propaganda continua y apoyada por ciertos líderes y soberanos a lo largo de los siglos. Una mentira contada ad infinitum al final se acaba convirtiendo en realidad. O al menos eso ha sucedido para la mayoría que ni si quiera prefiere investigar y a la que les agradan las mentiras dulces y simplonas que les hagan llevar una vida más sencilla, llena de cuentos y fantasías. Pero para quienes, inquietos, esta propaganda les es menos importante que la verdad, una vez conocidos los hechos y las evidencias, nada vuelve a ser lo mismo. Estos hechos no deberían ser pervertidos por el bando vencedor, y menos cuando ese bando proclama verdades para intentar mantener su estatus. Y la verdad es que, lejos de lo que pretende esta secta monoteista, los hechos nunca les han sentado bien. Veamos un repaso de esas fuentes una por una. Un resumen y más datos de los ya aportados en otros artículos, de cada una de las fuentes del judeocristianismo y si esas fuentes pueden o no confirmar sus afirmaciones.
Josefo (c37-100 d.e.c)
Flavio Josefo, un historiador judeoromano muy respetado y citado por los primeros cristianos, quienes eran lectores apasionados de su trabajo, fue un nativo de Judea que vivió en el siglo I d.e.c, Además, Josefo fue el gobernador de Galilea durante un tiempo (antes de la guerra del año 70 d.e.c) – la misma provincia en la que presuntamente Jesús hizo sus “maravillas”. Aunque no nació hasta el 37 d.e.c, por lo que no era un testigo de la época del personaje de Jesús, Josefo vivía en Caná, la misma ciudad en la que se dice que Cristo había obrado su primer “milagro”.
Los dos tomos principales de Josefo son Historia de la Guerra de los Judíos y Las Antigüedades de los Judíos. En estas obras complementarias, la primera escrita en los años 70 y la última en los 90 d.e.c, Josefo menciona cada personaje notable de Palestina y describe cada evento importante que se ha producido allí durante los primeros setenta años de la era cristiana.
A primera vista, Josefo parece ser la respuesta a todos los sueños del apologista cristiano.
En un solo párrafo (el llamado Flavianum Testimonium) Josefo confirma todos los aspectos salientes del Cristo-mitológico:
1. La existencia de Jesús
2. su estado “más humano”
3. su trabajo haciendo milagros
4. su enseñanza
5. su ministerio entre los Judíos y los Gentiles
6. su mesianismo
7. su condena a los sacerdotes judíos
8. su condena a manos de Pilato
9. su muerte en la cruz
10. la devoción de sus seguidores
11. su resurrección al tercer el día
12. su aparición después de la muerte
13. el cumplimiento de la profecía divina
14. y la exitosa continuidad de los cristianos.
Y eso en apenas 127 palabras – ¡es un milagro!
Esto es lo que deben de pensar ciertos apologistas ya que, citando a uno de ellos (al que le dedico este apartado), según él “Hay `12 cosas que aprendemos de esos autores no cristianos respecto a Jesús:
1. Vivió durante el reinado de Tiberio Cesar.
2. Vivió una vida virtuosa
3. Las personas creían que hacia maravillas.
4. Tenía un hermano llamado Santiago.
5. Fue aclamado por algunos como el mesías.
6. Fue crucificado bajo Poncio Pilato.
7. Fue crucificado durante el tiempo de la Pascua Judía.
8. Oscuridad y un terremoto ocurrió cuando el murió.
9. Sus discípulos creyeron que se levanto de entre los muertos.
10. Sus discípulos estaban dispuestos a morir por su creencia.
11. El cristianismo se extendió rápido, que llego hasta Roma.
12. Sus discípulos negaban a los dioses romanos y adoraban a Jesús como a un Dios.”
Alguien habría esperado que este apologista mostrara, además de esos puntos, qué autores contemporáneos los citan, pero este no es el caso. Si uno quiere saber de qué “autores contemporáneos” extrae este creyente esas citas (los mismos puntos del supuesto testimonio de Josefo), pueden verse una por una a continuación (nota: citaré las fuentes más próximas a la supuesta época de Jesús):
La primera la ha extraído del texto de Tácito (Anales, 15:44:2-3). La única fuente secular que menciona esto.
La segunda la extrae del texto de Josefo (Antigüedades judías, 18:3:3)
La tercera, de nuevo, pertenece al texto Josefo.
La cuarta, para rematar, pertenece también a Josefo. (Antigüedades judías, 20)
La quinta es también mencionada únicamente en el texto de Josefo.
La sexta pertenece de nuevo al texto interpolado de Josefo y a Tácito cuando este menciona lo que creían los cristianos.
La séptima pertenece a los evangelios.
La octava pertenece también a los evangelios.
La novena vuelve a pertenecer a lo dicho en los evangelios.
De la décima, este apologista omite que Plinio, el autor que hace mención sobre esto, también añade que, además de muchos cristianos estuvieron dispuestos a morir por su creencia, otros negaron esa creencia para salvar sus vidas (Epist. X, XCVI, C. Plinius Traiano Imperatori)
La onceava es simplemente otra de las diatribas del cristianismo expuestas en el Nuevo testamento.
y la doceava la ha extraído, de nuevo, de Plinio el joven.
Básicamente, el apologista se ha servido de lo afirmado en sus ya conocidas fuentes seculares (en este caso 3) y en los evangelios para afirmar que existen muchos autores y además contemporáneos que afirman dichos puntos. Pero siendo coherentes, ninguna de esas fuentes, aun sumando a Josefo, es contemporánea a Jesús, por lo que ya de entrada dicho argumento cae por su propio peso.
PERO UN MOMENTO …
Ningún escritor antes del siglo IV – ni Justino, ni Ireneo, ni Clemente de Alejandría, ni Tertuliano, ni Cipriano, ni Arnobio, etc – en todas sus defensas contra la hostilidad pagana, no hace ni una sola referencia a las maravillosas palabras de Josefo.
Orígenes ‘Padre’ de la Iglesia del siglo III d.e.c, por ejemplo, pasó la mitad de su vida manteniendo un debate de un cuarto de millón de palabras contendientes contra escritores paganos como Celso. Orígenes recurrió a todo tipo de pruebas y testimonios para sus argumentos en su férrea defensa de la cristiandad. Orígenes cita a Josefo ampliamente. Pero incluso él no hace ni una sola referencia a este “punto de oro” de Josefo, lo que habría sido una refutación final. De hecho, Orígenes llegó a decir que Josefo “no cree en Jesús como el Cristo.” Anulando esto, no solo el primer párrafo interpolado sino también el segundo (la cita de Santiago)
Orígenes no citó el “apartado de oro ‘ porque este punto aún no se había escrito.
Estaba ausente de las primeras copias de las obras de Josefo, y no apareció en la tercera versión del siglo de Orígenes de Josefo, referenciado en su Contra Celso .
Josefo no sabe nada de los cristianos
Fue alrededor del año 53 de.c. cuando Josefo decidió investigar las sectas entre los Judíos. Según la fábula del evangelio este fue un período de crecimiento explosivo de la fe cristiana: “las iglesias … por toda Judea, Galilea y Samaria … Se edifican … y … se multiplican . ” – Hechos 9:31.
Este es también el momento del llamado “Concilio de Jerusalén“, cuando supuestamente Pablo regaló a los hermanos con cuentos de” milagros y prodigios” entre los gentiles (Hechos 15:12).
Y sin embargo, Josefo no sabe nada de todo esto:
“Cuando yo tenía dieciséis años, me decidí a conseguir experiencia con las diversas sectas que están entre nosotros. Estas son tres:. como hemos dicho muchas veces, la primera, la de los fariseos, la segunda la de los saduceos, la tercera la de los esenios. Porque yo pensaba que de esta manera, yo elegiría mejor. Si, examiné cuidadosamente a todas. Por lo tanto, sometiéndome a un estricto entrenamiento, pasé a través de los tres grupos.” – Guerra de los judios, Vida, 2. (Vida de Josefo)
Incluso décadas después, en Antigüedades judías, este vuelve a mencionar a todas las sectas conocidas sin incluir de nuevo a los cristianos. (Libro XVIII, Cap I, 2) pero sí incluyendo a otra.
Josefo en otro lugar hace anotar a una “cuarta secta de filosofía judía” e informa de que se trataba de un “epidemia de locura” que agitaba todo el país. Pero no tiene nada que ver con el cristianismo y su súper estrella:
“Además de estas tres sectas, Judas el Galileo introdujo una cuarta. Sus seguidores imitan a los fariseos;. pero aman de tal manera la libertad que la defienden violentamente, considerando que solo Dios es su gobernante y señor .
No les importa que se produzcan muchas muertes o suplicios de parientes o amigos cualquier, con tal de no admitir a ningún hombre como amo…
…Esta locura empezó a manifestarse en nuestro pueblo bajo el gobierno de Gesio Floro, durante el cual, por los excesos de su violencias, determinaron rebelarse contra los romanos. Estas son las sectas filosóficas existentes entre los judíos. “- Antiguedades judias, Libro XVIII, Cap I, 6.
Nada podría ilustrar mejor la naturaleza falsa del Testimonium que el corpus restante de la obra de Josefo.
Considere, también, las anomalías:
1. ¿Cómo podría Josefo afirmar que Jesús había sido la respuesta a la espera mesiánica y seguir siendo todavía un Judio ortodoxo ?
Lo absurdo obliga a algunos apologistas a hacer la ridícula afirmación de que Josefo era un cristiano que no había salido del armario!
2. Si Josefo realmente pensaba que Jesús había sido ‘el Cristo’ seguramente habría añadido más de él que un solo párrafo, ¿un apartado ocasional a un lado de la historia de otra persona (Pilato)?
De hecho, Josefo relata mucho más acerca de Juan el Bautista que sobre el supuesto Jesús del cristianismo! Incluso informa en detalle de las travesuras de otros mesías autoproclamados, incluyendo a Judas de Galilea , Teudas el Mago , y el anónimo mesías ‘Judío egipcio’. Es más, dedica todo un párrafo a relatarnos el juicio de Albino contra un Jesús, hijo de un campesino, que predicaba, crea un altercado en el templo y es azotado (La guerra de los judíos”, Libro VI, 300-309), solo que este Jesús no es hijo de un José sino de un Ananías y el procurador no es Pilatos sino Albino, sucesor de Festo.
Llama la atención que a pesar de que Josefo confirma todo lo que los cristianos pudieran desear, no añade nada que no esté ya en las narraciones de los evangelios, nada que no hubiera sido ya conocido por los cristianos de finales del primer siglo y comienzos del segundo.
La cuestión de contexto
Antigüedades 18 se refiere principalmente a “todo tipo de desgracias” que acontecieron los Judíos durante un período de treinta y dos años (4-36 dC).
Josefo comienza con el impopular impuesto introducido por el gobernador romano Cireno (Quirino) en el 6 d.e.c.Se presenta una sinopsis de los tres partidos judíos establecidos (fariseos, saduceos y esenios), pero su verdadera cantera es la ” cuarta secta de la filosofía … que sentó las bases de nuestras futuras miserias.” Esa fue la secta de Judas el Galileo “que antes sin embargo nosotros no conocíamos.“
En el mismo punto que podríamos esperar una mención de los “cristianos” (si hubiera existido tal secta) lo que tenemos en su lugar es el castigo a los rebeldes de impuestos! (véase otra traducción del mismo texto)
” Fue en la época de Gesio Floro [64-66] que el país comenzó a crecer enojado contra este imperio, quien era nuestro procurador, y que ocasionó que los Judíos enloquecieran contra él por el abuso de su autoridad, lo que les hizo rebelarse contra los romanos. Estas son las sectas que existen de la filosofía judía.”
“No les importa que se produzcan muchas muertes o suplicios de parientes o amigos cualquier, con tal de no admitir a ningún hombre como amo ” ¿Os suena un poco familiar?
El Capítulo 2 señala las ciudades construidas en honor a los romanos, los cambios frecuentes de sumo sacerdote (hasta Caifás) y los procuradores romanos (hasta Poncio Pilato), y también la agitación en Partia.
El Capítulo 3 , que contiene la Testimonium como el párrafo tercero, se refiere esencialmente a los intentos de Pilato para traer a Jerusalén al sistema romano. Con su primera política – la colocación de banderas de César en Jerusalén – Pilato se vio obligado a dar marcha atrás por las protestas judías inesperados en Cesarea. Con su segunda política – proporcionando Jerusalén con un nuevo acueducto construido con fondos secuestrados desde el Templo, Pilato se preparó para las protestas judías. Las armas ocultas en sus soldados causaron mucho derramamiento de sangre.
En este punto se introduce el párrafo acerca de Jesús ¡!
Inmediatamente después, Josefo sigue:
” Y al mismo tiempo otra terrible desgracia confundía a los Judios … “
No hay manera de que Josefo, que seguía siendo un Judío ortodoxo toda su vida y defendió el judaísmo a gritos contra los críticos griegos, hubiera pensado que la ejecución de un reclamante mesiánico fuera “otra desgracia terrible” para los Judíos. Esta sin duda proviene de la mano de un escritor cristiano que él mismo considera la muerte de Jesús como una tragedia judía (encajándolo con su propia noción de una raza terca, rechazada por Dios porque ellos ellos mismos habían rechazado al Hijo de Dios).
Con el apartado 3 eliminado del texto del capítulo, de hecho, se lee mejor. La “masacre del acueducto” justifica ahora “otra terrible desgracia. “
4. La afirmación definitiva de que los cristianos “no se ha extinguido en este día” confirma que lo que denominan como Testimonium es una interpolación posterior. Cuánto más tarde no se puede determinar, pero sin duda no hubo ninguna “tribu de los cristianos” durante la vida de Josefo. El cristianismo, bajo ese apodo, no se estableció a sí mismo hasta el siglo segundo. Fuera de este único falso párrafo, en todas las grandes historias de Josefo no hay ni una sola referencia al cristianismo en ningún lugar.
. 5 El lenguaje hiperbólico es característico del historiador:
” … como los divinos profetas habían predicho estas y otras diez mil cosas maravillosas acerca de él. “
Esto es material de propaganda cristiana.
6 . El Testimonium es bastante corto como para considerarse una verdadera digresión en el relato de Josefo (el material sin duda se merece más atención de la que recibe). Pero un copista, trabajando con rollos de una longitud fija, habría tenido poco espacio para explayarse.
LA REALIDAD
De hecho, el párrafo de Josefo acerca de Jesús no aparece hasta principios del siglo IV d.e.c, en la época de Constantino.
El obispo Eusebio, el gran propagandista y mentiroso de la iglesia confesa-de-dios, fue la primera persona que se sabe ha citado este párrafo de Josefo, hacia el año 340 d.e.c. Esto fue después de que los cristianos se hubieran convertido en los guardianes de la corrección religiosa .
Bibliotecas enteras de la antigüedad fueron incendiadas por los cristianos. Sin embargo, a diferencia de las obras de sus contemporáneos judíos, la historia de los judíos de Josefo sobrevivió. Sobrevivió porque los censores cristianos tenían un uso para ella. Plantaron la evidencia en Josefo, ¡el historiador judío dio un giro principal de su fe convirtiéndose en un testigo de Jesucristo! Al no encontrar referencias a Jesús en ningún lugar de la obra genuina de Josefo, interpolaron una breve pero abarcada referencia basada puramente en la fe cristiana.
¿Tenemos que mirar más allá para identificar al mismo Eusebio como el falsificador?
Sancionados por la propaganda imperial todos los comentaristas cristianos durante los próximos trece siglos aceptaron incondicionalmente todo el Testimonium Flavianum, junto con su declaración de que Jesús “era el Mesías.”
Y aún en los eruditos del siglo veintiuno que deberían saber mejor como sacar a relucir una versión truncada de ‘el párrafo de oro’, a pesar de que todos los expertos actualmente descartan dicha interpolación, en una tentativa grosera mantienen intacto el mensaje interpolado de Josefo.
El “Josefo árabe”
En una novela que adorna la noción de un Judío ortodoxo dando testimonio de Jesús, los defensores de la fe en los últimos tiempos han lanzado una versión árabe del texto de Josefo en su pila de pruebas dudosas. La recensión árabe salió a la luz en 1971 por el profesor Schlomo Pines de la Universidad Hebrea de Jerusalén. El mismo Pines se mantuvo cauteloso sobre sus afirmaciones sin referenciar su autenticidad, pero los hermanos cristianos no tienen las mismas reservas. Tal es su desesperación por mantener a Josefo en el estrado de los testigos de Jesús que no les importa esto lo más mínimo.
La obra en cuestión es en realidad una historia del mundo escrita en el año 941/942 por un obispo cristiano y árabe, Agapio de Hierápolis. Su Historia mundial conserva, en traducción al árabe, una versión de la Testimonium menos las interpolaciones cristianas más evidentes. Pero ¿qué puede probar una copia del siglo décimo realmente?
El texto
En este tiempo existió un hombre de nombre Jesús. Su conducta era buena y era considerado virtuoso. Muchos judíos y gente de otras naciones se convirtieron en discípulos suyos. Los convertidos en sus discípulos no lo abandonaron. Relataron que se les había aparecido tres días después de su crucifixión y que estaba vivo. Según esto fue quizá el mesías de quien los profetas habían contado maravillas.
Las afirmaciones de que el propio pasaje árabe data del siglo cuarto son insostenibles (la escritura árabe apenas existía en una fecha tan temprana). Además Agapio era cristiano melquita (pro-Bizancio) en un momento de intensificación de la islamización de su Siria natal. Lo que él escribió fue políticamente correcto para su época. Una nueva dinastía chiíta Hamdani había establecido apenas 50 millas de distancia en Aleppo. Su primer príncipe, Sayf ad Dawlah ( “la espada del Estado” ), comenzó un siglo de ataques persistentes contra Bizancio. La paráfrasis de una versión siríaca de Josefo de un original griego de Agapio ‘menciona de forma más significativa la “condena a morir” de JC, pero no la realidad de la misma y de que JC estuviera “vivo” 3 días después de su muerte – en otras palabras, una compatibilidad cuidadosamente equilibrada con la opinión de Muhammad de Jesús como un profeta que no murió en la cruz.
En resumen: el Josefo árabe no es una evidencia factible del dios-hombre cristiano y sólo sirve para confundir a los incautos. El texto árabe es simplemente una versión políticamente correcta del texto ya interpolado que había circulando desde el siglo IV d.e.c.
Justo de Tiberíades
Justus también fue un historiador, un rival de Josefo, y de la misma región. Tal vez su trabajo no era tan fácilmente manipulable – sus historias no se conocen a través de la Edad Oscura cristiana y están – tal y como se dice – “perdidas para nosotros“! Sin embargo si podemos saber de él gracias, tal y como ocurre con Celso, de las menciones hacia él:
“He leído la cronología de Justo de Tiberíades … y está bajo los prejuicios judíos, al igual que él mismo era también un Judío de nacimiento, que no hace una sola mención de Jesús , de lo que le pasó, o de los milagros lo que hizo. “
- Focio, patriarca de Constantinopla, siglo IX
Los apologistas cristianos, por su propia conveniencia, difuminan la distinción entre la evidencia de Jesús y la evidencia de los cristianos .
Es más bien como si un niño que cree en el ratoncito Pérez presenta como evidencia que el hada de los dientes realmente existió o como si tomamos el testimonio de un niño que presenta como evidencia de la existencia del ratoncito Perez que otro niño creía en ese ratoncito.
Sospechosos habituales
No hay duda de que existían cristianos , desde los primeros años del siglo II y – como Judíos heréticos y bajo diversos nombres – hasta una generación antes (entre mediados y finales del siglo I d.e.c.). La creencia en un Mesías (un “Christó” en griego, “ungido”) era endémica entre los Judíos después de todo. Incluso en una de las cuatro sectas existentes, los esenios, circulaba la leyenda de un “Maestro de justicia” al que adoraban. De hecho se sabe que la zona al norte de Israel, Galilea, era una zona considerada por los judíos como paganizada. a la que, precisamente, se la llamaba “Galilea de los paganos” debido a este hecho.
Pero la creencia en un Cristo celestial no equivale a creer en Jesús de Nazaret como ‘una persona de carne y hueso – y cuando se examinan los puntos de vista ‘heréticos’ y ‘gnósticos’ de los primeros cristianos sobre Jesús de Nazaret, este está notablemente ausente. Puntualizando además que la creencia en un “Jesús de Nazaret” no hace de él una realidad – es sólo la creencia de que es una realidad.
Ningún avergonzado apologista cristiano compuso su “lógica” sospechando de la contratación de los paganos notables en calidad de testigos, escritores que estaban haciendo todo lo posible por informar fielmente sobre un culto sospechoso. Y como siempre en la historia del cristianismo, en manos de los escribas, aumenta la falsificación de lo que los antiguos escritores escribieron en realidad para llevar a los incrédulos a la única fe verdadera.
Plinio el Joven (61-115 d.e.c)
Alrededor de 112 dC, en la correspondencia entre el emperador Trajano y el gobernador de la provincia del Ponto / Bitinia, Plinio el Joven, se hace referencia a los cristianos por primera vez. El famoso Plinio reporta a su emperador:
” …Por otro lado, ellos afirmaban que toda su culpa o error había consistido en la costumbre de reunirse un día fijo antes de salir el sol y cantar a coros sucesivos un himno a Cristo como a un dios, y en comprometerse bajo juramento no ya a perpetuar cualquier delito, sino a no cometer hurtos, fechorías o adulterios, a no faltar a nada prometido, ni a negarse, a hacer un préstamo del depósito,,. ” - Plinio a Trajano, Cartas 10,96-97.
Tenga en cuenta que lo que hace Plinio es transmitir lo que los detenidos dijeron que creían (y no hay referencia aquí a un Jesús),
Plinio había convocado a los ensayos de los cristianos, no a la causa de sus creencias, sino porque había ” prohibido asociaciones políticas” que, obviamente, les acusa de formar parte. Y continúa:
” He considerado necesario arrancar la verdad, incluso con torturas, a dos esclavas que se llamaban servidoras. Pero no conseguí descubrir más que una superstición irracional y desmesurada. “.
Algunos de los detenidos se retractan, adorando a la imagen imperial y los dioses del Estado, y maldiciendo a Cristo. Pero Plinio es incierto a cómo proceder con muchos otros en lo que él describe como un “contagio” generalizada y pide a Trajano como guía. La célebre respuesta de Trajano es:
“Ellos no están para ser buscados, si son denunciados y resultaron culpables deben ser castigados, con esta reserva, que quien niega que él es un cristiano y realmente lo demuestra – es decir, al adorar a nuestros dioses – a pesar de que estaba bajo sospecha en el pasado, deberá obtener el perdón mediante el arrepentimiento “.
¿Es el intercambio de cartas genuino?
Vale la pena señalar que a diferencia de las 247 cartas de Plinio se preparó para su publicación (llamados libros 1-9), el libro 10, que contiene las letras célebres “96″ y “97″, se publicó póstuma y anónimamente. “Es sorprendente “, dice Betty Radice (traducción de la edición de Penguin),”que no se encontraran más cartas en los archivos imperiales o entre los papeles personales de Plinio para añadir a este registro de las relaciones entre uno de los mejores Emperadores de Roma y su fiel sirviente.” Por otro lado, Tertuliano (c. 160-220 d.e.c) discute la carta y se refiere a la respuesta de Trajano en su Apología , capítulo 2, lo que sugiere su autenticidad:
” Nos encontramos con que incluso la investigación en lo que respecta a nuestro caso está prohibida. Para Plinio el Joven, cuando era gobernador de una provincia, después de haber condenado a algunos cristianos a la muerte y llevado a algunos de su firmeza, estando todavía molesto por su gran número, en última instancia buscó el consejo de Trajano, el emperador reinante .. “.
La ignorancia de Plinio de los cristianos
Plinio era un abogado en Roma antes de ir hacia el este. Era tan sólo un niño cuando se llevó supuestamente a cabo la “persecución de los cristianos por Nerón” , pero su tutor Verginio Rufus era un comandante de alto clasificado, en el momento, fiel a Nerón. Tras el suicidio de Nerón, Rufus disminuyó una oferta del ejército del Rin para convertirse en emperador. Cualquier “masacre espeluznante” de los cristianos, si se hubiera llevado a cabo, se podría haber dicho cuando Plinio era un niño – pero en su vida, más tarde, no recuerda tal cosa.
A la edad de 17, Plinio heredó extensas haciendas de su tío después de que Plinio el Viejo muriera en la erupción del Vesubio. Rico y con talento, y con conexiones impecables hacia las más altas esferas del Estado romano, Plinio comenzó una brillante carrera. Sirvió como personal imperial en Siria, un centro – donde uno es llevado a creer – de enérgica actividad cristiana, pero de nuevo, esto no dejó huella en Plinio.
El rápido ascenso en las filas de cuestor, tribuno y pretor cuando aún estaba en la treintena en cuatro grandes juicios públicos de los gobernadores provinciales del aristócrata, joven y brillante, fue nombrado fiscal del estado. Esta carrera le habría hecho consciente de cualquier titular sobre una “persecución” hacia los cristianos, si es que hubo alguna vez tal cosa. Pero Plinio, de nuevo, no informa sobre nada de eso.
Plinio sobrevivió a la persecución de la oposición estoica durante el reinado de Domiciano (81-96). El emperador en realidad lo hizo un senador, a pesar de que varios de los amigos estoicos de Plinio fueron ejecutados. Posteriormente Plinio llegó a ser cónsul, sacerdote del Estado, y, por último, gobernador de Bitinia-Ponto.
Curioso que tan bien situado, bien educado prócer romano, que participa directa e íntimamente en el sistema judicial romano en los niveles más altos, y un amigo de los historiadores Tácito y Suetonio, debiera – en la segunda década del siglo II d.e.c- seguir siendo tan ignorante de los cristianos y la persecución de ellos – a menos, es decir, que no fueran otra cosa más que un “montón de oscuros e insignificantes fanáticos” y que la “persecución” fuera una fábula
“Nunca estuvimos presentes en todos los ensayos relativos a las personas que son cristianas, Desconozco no sólo la naturaleza de sus crímenes o la medida de su castigo, sino hasta qué punto es adecuado entrar en un examen con respecto a ellos.”
Tolerancia Pagana
El valor real de esta correspondencia (el único ejemplo de este tipo que sobrevivió a la edad oscura cristiana) no es que sea poca “prueba” de la existencia de Jesús (que evidentemente lo es), pero sí prueba de la tolerancia de la jurisprudencia romana en el “edad de oro” del Imperio. Dice Trajano:
“Pero las acusaciones publicadas anónimamente deberían tener cabida en cualquier proceso judicial. Por lo que es a la vez una especie de peligroso precedente y está en desacuerdo con el espíritu de nuestra época.” - Trajano a Plinio, Cartas 10,96-97.
Compare esta decisión del pagano Trajano en el año 113 d.e.c con la de los inquisidores cristianos trece siglos más tarde – para quienes las “denuncias anónimas ‘ y la ‘busqueda’ de los herejes era el modus operandi
Cayo Suetonio (C.69-140 d.e.c)
En ninguno de los escritos de Suetonio se menciona a un Jesús de Nazaret’. Suetonio hizo escribir una biografía llamada “Doce césares” alrededor del año 112 d.e.c y del emperador Claudio dice:
“A los judíos, instigados por Chrestus, los expulsó de Roma por sus continuas revueltas.”
¿Jesús en Roma en el 54 d.e.c? Por supuesto que no. Pero los incautos pueden ser engañados por esta referencia.
‘Cresto’ no equivale a ‘Cristo’, sino a ‘el bueno’ en griego (y para un estudio definitivo de la evidencia de los manuscritos ver aquí ). Era un nombre usado por esclavos y hombres libres y se certifica más de ochenta veces en inscripciones latinas. Está claro que Suetonio estaba explicando la razón por la que los Judios (no cristianos) fueron expulsados de Roma y se hace referencia a un agitador judío en los años 50 – no un Galileo pacifista de los años 30. Sin embargo, incluso este informe es cuestionable. El historiador Dión Casio da una explicación más convincente de la misma “expulsión” Claudia:
” En cuanto a los Judíos, que una vez más habían aumentado tan considerablemente que, debido a su multitud habría sido difícil impedirles la ciudad sin levantar un tumulto, no los expulsaron , pero les ordenó que, además de seguir su modo tradicional de vida, no celebraran reuniones . ” – Historia Romana, 60.6.
También se dice que Suetonio, en su Vida de Nerón , describe la persecución de los cristianos por parte de ese mismo Nerón:
” Los castigos también se inflijan a los cristianos, una secta que profesan unas nuevas y traviesas creencias religiosas … ” (16,2)
Hemos pasado de “Judíos rebelde ‘a’ cristianos traviesos.
Pero espere un minuto:
¿Los cristianos en Roma durante el reinado de Nerón (54-68 dC)?
¿Podría Nerón haber hecho una sutil distinción como secta – sobre todo porque no había ningún documento de identificación de la fe (ni un solo Evangelio había sido escrito) – para que sólo le hubieran creído los “cristianos”?
Incluso el propio Pablo no hace ni una sola referencia a los “cristianos” en ninguno de sus escritos .
La idea de que una incipiente persecución del ‘Cristianismo’, el cual sufriera inmediatamente de una cruel y sanguinaria Roma pagana es una absoluta tontería. Por un lado, sólo en el último tercio del primer siglo d.e.c, surgieron los seguidores de Cristo como una facción separada de la corriente principal del judaísmo. Hasta entonces habrían permanecido protegidos por el derecho romano como Judíos. La irritación que ellos causaron a sus hermanos más ortodoxos no significó nada para los magistrados paganos. Gibbon dice:
“La inocencia de los primeros cristianos fue protegida por la ignorancia y el desprecio , y el tribunal del magistrado pagano a menudo resultó ser el refugio más seguro contra la furia de la sinagoga “.
Los primeros seguidores de Cristo se llamaron ‘santos’, ‘hermanos’, ‘Hermanos del Señor” y sus críticos, para diferenciar las distintas creencias e ideas que estos profesaban sobre un mesías (el culto a Cristo era un culto particular, no institucionalizado), utilizaron diversos nombres: Nazarenos, ebionitas, “temerosos de Dios” e incluso ateos. La asociación judía se mantuvo fuerte durante el primer siglo y cuando las sectas cristianas consiguieron ir a Roma en el segundo siglo, fueron identificados por sus líderes rivales – valentinianos, Basilidianos, marcionitas , etc
Los adoradores de Cristo eran tan poco conocidos en el mundo romano que todavía en los años 90 Dio Cassio se refiere a todas esas sectas como ‘ateos’ y ‘los que adoptan las costumbres judías . Los cristianos, como un grupo distinto al de los Judíos, sólo aparecen a finales del siglo primero, poco antes de la maldición judía de herejes en el Concilio de Jamnia (alrededor del 85 d.e.c). La etiqueta de “cristiano” en sí sólo aparece con el siglo segundo – Hechos - con el cuento de que el término ‘comenzó en Antioquía “ (11:26).
Igualmente extraño es que la frase aislada de Suetonio aparece en una sección de Nerón de ‘buenas’.
También hay que señalar que Suetonio no asocia el castigo de cristianos con el fuego que barrió Roma, una parte crucial del mito elaborada mucho más tarde.
En pocas palabras, la referencia es una falsificación cristiana añadida a Suetonio. Una copia de la obra hecha por un falsificador del siglo V d.e.c., Sulpicio Severo, quien manipuló en gran medida el trabajo de otro historiador romano – Tácito – con un relato espeluznante de la persecución brutal ( “quemando mártires cristianos ‘ ) y que inmortalizó a Nerón como el primer Anticristo a los ojos de la iglesia cristiana ( el segundo Anticristo es el Lutero reformista).
Curiosamente, la única mención que hay de de los cristianos se encuentra en la obra de Tácito. A este mito además se le suma el creado por Suetonio y Dión Casio, quienes le acusan de provocarlo, en el que se menciona que Nerón cantaba el Iliupersis mientras Roma ardía. Algo que el propio Tácito desmiente cuando sitúa a Nerón en Antium, a más de 40 km de Roma, el cual se entera por carta de lo sucedido e inmediatamente acude auxiliando con su propia fortuna.
Cornelio Tácito (C.55-117 d.e.c)
El cristianismo no tiene parte en la historia de Tácito de los Césares. A excepción de una referencia cuestionable en el Anales en el que aparece nada más que como un culto marginal incluso en su propio tiempo.
En algún momento antes de 117 d.e.c, el historiador romano, aparentemente escribió:
“Nerón se inventó unos culpables, y ejecutó con refinadísimos tormentos a los que, aborrecidos por sus infamias, llamaba el vulgo cristianos. El autor de este nombre, Cristo, fue mandado ejecutar con el último suplicio por el procurador Poncio Pilatos durante el Imperio de Tiberio y reprimida, por de pronto, la perniciosa superstición, irrumpió de nuevo no solo por Judea, origen de este mal, sino por la urbe misma, a donde confluye y se celebra cuanto de atroz y vergonzoso hay por dondequiera. Así pues, se empezó por detener a los que confesaban su fe; luego por las indicaciones que estos dieron, toda una ingente muchedumbre (multitudo ingens) quedaron convictos, no tanto del crimen de incendio, cuanto de odio al género humano..
Su ejecución fue acompañada de escarnios, y así unos, cubiertos de pieles de animales, eran desgarrados por los dientes de los perros; otros, clavados en cruces eran quemados al caer el día a guisa de luminarias nocturnas.”
- Tácito (Libro 15, capítulo 44):
Como hemos visto, el término “cristiano” no estaba en uso durante el reinado de Nerón y este no habría sido “una gran multitud” a menos que estemos hablando de los Judíos, no cristianos. ‘Judío / cristiano’ – quienes eran percibidos por las autoridades romanas (y la población en general) simplemente como Judíos, lo que significa que los primeros seguidores de Cristo también se habrían visto envueltos en los ataques generales hacia los Judíos.
” Sus efectos para disimular sus orígenes judíos fueron detectados por la prueba decisiva de la circuncisión; no estuvieron los magistrados romanos en el ocio de investigar la diferencia de sus principios religiosos.”
- Edward Gibbon ( Decline and Fall )
Una de las consecuencias del incendio que destruyó gran parte de Roma en el año 64 fue un impuesto de capitación que gravaba a la Judíos y fueron los Judíos – en todo el imperio – quienes estaban obligados a pagar por la reconstrucción de la ciudad – un factor que contribuyó a radicalizar a muchos Judíos a finales de los años 60 d.e.c.
No es la primera vez que los escribas cristianos expropiaron el verdadero sufrimiento de todo un pueblo para crear una fábula heroica “orígenes” …
Ni un solo apologista cristiano durante los siguientes siglos al II d.e.c. citó nunca el pasaje de Tácito – De hecho, hasta que apareció casi palabra por palabra en los escritos de Sulpicio Severo, a principios del siglo V, donde se mezcla con otros mitos. Los contemporáneos de Sulpicio le atribuyen una habilidad en su “antigua” mano. Este la puso a buen uso y la fantasía era su fuerte: su “Vida de San Martín” está llena de numerosos “milagros”, incluyendo el aumento de las apariciones de muertos y principalmente de Jesús y Satanás. (véase de donde procede realmente este personaje)
Su historia vil de Nerón fue embellecida durante el Renacimiento en una fábula fantástica con Nerón tocando la lira mientras Roma ardía. Nerón se aprovechó de la destrucción para construir su “Casa Dorada”, aunque ningún estudioso serio cree ya que inició el fuego (del cual sabemos Nerón estaba en su ciudad natal de Anzio –Antium- cuando comenzó el incendio). De hecho Nerón abrió su palacio jardín en busca de refugio temporal para los sin hogar. (Tácito, Anales XV.39)
Una laguna conveniente
Los años 30 y 31 de la narración del reinado de Tiberio en el Anales de Tácito desaparecieron misteriosamente. ¿Qué podrían haber dicho – o no – esos capítulos perdidos sobre Jesús? ¿Quizás los escribas cristianos tuvieron alguna razón para destruirlos?
Gibbon en Tácito
Gibbon no presiona la idea de que el célebre pasaje de Tácito es una interpolación posterior. Pero ciertamente rechaza la idea de que los cristianos pudieran haber sido identificados como un grupo distinto de Judíos en una fecha tan temprana.
Gibbon sugiere que Tácito, que escribía bajo el reinado de Adriano, confunde los primeros seguidores (y bandidos) de Judas el Gaulonita durante el siglo I d.e.c., conocidos como “nazarenos”, con los cristianos de su tiempo (es decir, 130 d.e.c.), quienes también se conocen como “nazarenos”.
La rebelión contra el impuesto por parte de Judas el Gaulonita (también conocido como Judas de Gamala, Judas de Galilea) es descrita por Josefo ( Antigüedades de los Judios – Libro XVIII).
Ocurrió durante el gobierno de Sulpicio Quirino (en griega “Cirenio” – Lucas ) en 6/7 d.e.c.
Por otra parte, Gibbon sugiere que los judíos más moderados podrían haber señalado a los extremistas con el fin de dirigir la ira popular contra ellos.
En resumen, el pasaje en Tácito es un fraude y no añade evidencia de un Jesús histórico.
Un monje del siglo XI corrige a Tácito: los “extras” “cristianos”
chrestos
Foto ultravioleta de una palabra criticada de el primer manuscrito existente conocido de Tácito ( segunda Médicis , Laurentian biblioteca, Italia).
La fotografía revela que la palabra supuestamente utilizada por Tácito en Anales 15.44, chrestianos (“el bueno”) , se ha sobrescrito como Cristianos (los “cristianos”) por una mano posterior, un engaño que explica el excesivo espacio entre las letras y el exagerado “punto” (guión) por encima de la nueva “i”. Toda el pasaje de “cristianos incendiados” de Tácito no sólo es falso, sino que ha sido repetidamente “trabajado” por los estafadores para mejorar su valor como evidencia para el mito de Jesús.
La verdad puede ser que hubo un culto gnóstico original después de una virtud personificada, “Jesús Chrestos“( Jesús el Bueno ). En consecuencia, se les llamaba Chrestians , una denominación que parece haber estuvo adherida en una fecha próxima a los sectarios del “hereje” Marción. El apoyo a esta posibilidad viene de la inscripción más antigua conocida “cristiano”, que se encuentra en el siglo XIX en una iglesia marcionita en Deir Ali, a tres millas al sur de Damasco. Fechada a alrededor del 318 d.e.c, la inscripción dice: ” La casa de reunión de las Marcionistas, en el pueblo de Lebaba, del Señor y Salvador Jesús, el Bueno “, usando la palabra Chrestos , no Christos .
Como una persona de carne y hueso, el Jesús “histórico” eclipsó gradualmente al Jesús alegórico, también lo hizo la “bondad” consiguiendo ser eclipsada por el “Mesías”. Justino, en su Primera Apología (4), unos treinta años después de la muerte de Tácito, juega con la similitud en el sonido de las dos palabras Χριστὸς ( Cristo ) y χρηστὸς ( bueno, excelente ) para argumentar el carácter saludable, digno de elogio de los seguidores de Jesús.
La cuestión Chrestianos en Tácito reinvestigada por Erik Zara © 2009
¿Los rabinos Conocían a Jesús?
En un giro más irónico, los apologistas cristianos a veces presentar un antiguo insulto anti-Jesús , distribuido por los rabinos, como “evidencia” de la existencia del dios-hombre.
Sin embargo, los primeros escritos rabínicos – por ejemplo, la Mishná (“Estudio”) (de los cuales los Talmuds son comentarios posteriores ) – no hacen referencia a un personaje de “Jesús” en absoluto .
En el vasto corpus de material judío lo más cerca que llegamos a ese testimonio es el Mishná Ievamot 4.13 que tiene una referencia muy oblicua a un ‘Peloni’ (hebreo rabínico de ‘fulano de tal’), pero nada más:
“Simeón ben Azzai ha dicho: He encontrado en Jerusalén un libro de genealogías, ahí estaba escrito: Que fulano de tal es un hijo de puta, hijo de una mujer casada. “
La referencia podría haber sido para cualquiera. Aunque es difícil de fechar el verso, bien podría ser un rabínica contraalimentar la fabricación de Mateo de una genealogía de un JC temprano en el siglo segundo .
Más tarde, durante el II o III siglo d.e.c., la referencia rabínica es de un mago que había llevado a algunos Judíos en la apostasía. Esto es una adición a la Mishná – ‘Baraitha Sanedrín 43a’ – que registra el ahorcamiento de un “Yeshu” en la víspera de la Pascua por brujería. También añade que tenía 5 discípulos – Mattai, Naqai, Netzer, Buni y Todah – no exactamente los nombres conocidos!
En el siglo tercero, Tosefta (otro comentario adicional sobre la Ley Oral, incluso posteriormente a la Mishná ) habla de un intento de invocar el nombre de ‘Yeshu ben Pandira’ para curar a un rabino de una mordedura de serpiente ( Chullin 02:23 ).
Más tarde, las referencias a Yeshu obtienen más colorido.
Ambos Talmuds son construcciones “tardías”: el Talmud de Jerusalén fue compilado en el siglo V d.e.c y el Talmud de Babilonia (Talmud Bable) fue compilado en el siglo VI d.e.c. Para esta fecha la única fuente de información acerca de Jesús a disposición de los rabinos eran los propios cristianos, Pero lejos de confirmar algo de lo que se encuentra en los evangelios los autores rabínicos parecen haber confundido al menos dos Jesuses – un Yeshu ben Pandira en el siglo 1 a.e.c y segundo Yeshu ben Strada en el siglo II d.e.c. .
Según el Talmud Shabbat 104b, Sanhedrín 67 a, JC es al parecer el hijo de una peluquera adúltera (‘Miriam Megaddela’) y es ejecutado en Lud. Y en el Talmud Sanedrín 107b, Sota 47a, tiene a un mago llamado Jesús adorando un ladrillo en el siglo I a.e.c durante el reinado de Juan Hircano.
Si el Padre de Iglesia de siglo III d.e.c., Orígenes, debe ser creído (Contra Celso 1.28) Celso, el opositor pagano del cristianismo, que escribe en el tardío siglo II d.e.c., habría tenido noticias de fuentes judías del escandaloso rumor de que el héroe cristiano era el resultado de un asunto ilícito entre Miriam, una joven judía, y un soldado de caballería romano llamado ‘Pantheras’. La mujer había sido ahuyentada por su marido cuando este hubiera descubierto que ella había conseguido quedarse embarazada de un soldado de la potencia ocupante.
Difícilmente se puede concebir un pedigrí más vergonzoso para un posible Mesías judío. ¿¡!?
Lo que por supuesto revela el punto central de todo esto es: dañar a la una alta figura icónica por los falsos judíos quienes, junto con sus gentiles conversos, ahora forman parte de los cristianos rivales. En comparación, simplemente negando que la figura de héroe alguna vez hubiera existido habría parecido débil y no habría transportado ningún insulto grosero de una impureza corrompida racial. Los rabinos respondieron a una fábula con una mentira de su propia fabricación.
El rumor se originó probablemente entre los rabinos poco después de que los cristianos inventaron la historia de la natividad, a finales del 130 d.e.c.
¿Existen alguna fuente que sea contemporánea a Jesús?
Para que os hagáis una idea, la fuente más cercana a Jesús es Saulo, ese que soñó con un Jesús al que jamás conocido, desde Turquía y de entre unos 25 a unos 30 años después de su supuesta muerte. Los autores de los evangelios, tal y como ya comenté anteriormente, se escribieron entre 40 y 60 años después de su muerte (el más temprano es el atribuido tradicionalmente a Marcos, escrito sobre el 70 d.e.c). Pero veamos más detalladamente cuales son todas y cada una de las fuentes mencionadas por el cristianismo y si alguna de ellas es contemporánea a Jesús:
De los autores cristianos exotestamentarios:
Clemente de Roma, a quien la tradición cristiana le atribuye unas epístolas: la Primera epístola de Clemente a los Corintios, pero esta se escribió posterior a los evangelios, entre finales de siglo I y comienzos del II, más concretamente al año 96 d.e.c. y la Segunda epístola durante el siglo II d.e.c. O sea, primer autor no contemporaneo.
Ignacio de Antioquia, de este podríamos hablar que, además de Clemente, es de los primeros autores cristianos cuyas epístolas no figuran en el canon oficial. Algo que importa bien poco pues nació entre el 35 y el 50. O sea, que sus epístolas, al igual que las de Clemente, tampoco son contemporáneas a Jesús.
La obra de Policarpo de Esmirna, el siguiente en la lista, nació en el 70 d.e.c. por lo que su obra, al igual que la del resto, tampoco es contemporánea.
El Martirio de Policarpo, escrito aproximadamente en el 156 d.e.c
La Didaché, escrita a partir de obras judías y cristianas preexistentes y datada en la segunda mitad del siglo I d.e.c.
El evangelio de Bernabé, una obra que la mayoría de los especialistas datan en torno al siglo XVI y principios del XVII d.e.c. (Literatura de Mudéjares y Moriscos, El Evangelio de Bernabé)
Pastor de Hermas, escrita en griego y traducida al latín probablemente por su autor, Hermas de Roma, y datada en el siglo II d.e.c. Hermas, por supuesto, nació aproximadamente a mediados del siglo II d.e.c.
Los Fragmentos de Papías, del autor cristiano Papías de Hierápolis, un autor que nació aproximadamente en el 69 d.e.c.
La obra de Justino Mártir, la cual tampoco es contemporánea pues este nació entre el 100 y el 114 d.e.c.
Arístides de Atenas, quien escribió una apología si, pero en el siglo II d.e.c
Atenágoras de Atenas, otro apologista cristiano nacido en el siglo II, cuyas obra, Súplica en favor de los cristianos, está datada entre el 177 y el 178 d.e.c.
Teófilo de Antioquía, quien por supuesto también nació y murió en el siglo II d.e.c
El fragmento de Cuadrato (Quadratus), escrito hacia el año 125 d.e.c.
Aristo de Pella, otro de los primeros apologistas cristianos, nació en el año 100 d.e.c.
Melitón de Sardes, un obispo cristiano también del siglo II d.e.c de quien lo único que se conserva es la homilía que el cristianismo le ha atribuido (Papiro Chester Beatly)
A Diogneto, una epístola cristiana escrita a finales del siglo II.
El Evangelio de Pedro, un evangelio que contradice a los canónicos en varios aspectos y cuya datación pertenece al siglo II d.e.c, hacia el 150 d.e.c.
El Apocalipsis de Pedro, datado también en el siglo II d.e.c.
Y la Epistula Apostolorum conocida también como la Epístola de los Apóstoles, la cual está datada también a mediados del siglo II d.e.c
De los textos apócrifos:
El Evangelio de Tomás, cuya datación más temprana lo sitúa en el año 50 d.e.c. y la más lejana a finales del siglo I d.e.c. (entre la fecha de composición de los evangelios), situándolo la mayoría incluso en el año 150 d.e.c.
El Evangelio de la Verdad o de Valentín, este está datado en el siglo III d.e.c.
El Apócrifo de Juan, como sucede con la mayoría de evangelios apócrifos, está datado en el siglo II d.e.c.
Y el Tratado sobre la Resurrección. cuya composición se data a finales del siglo II d.e.c.
De las fuentes seculares:
Flavio Josefo (historiador judío), a pesar de escribir varias obras más cercanas a la supuesta fecha de Jesús y no hacer mención alguna de él, los cristianos toman los párrafos en los que se menciona supuestamente a ese personaje y que pertenecen a su obra Antigüedades judías. El texto en cuestión se escribió en el año 93 d.e.c. por lo que tampoco es contemporáneo.
Tácito (historiador romano), hace mención de los cristianos y este, difícilmente podría ser contemporáneo a Jesús pues nace en el año 55 d.e.c.
Plinio el Joven (político romano) nace en el 61 d.e.c. Este, al igual que el resto, no habla de Jesús sino de lo que creían los cristianos.
Phlegon un esclavo liberado que escribió un compendio de libros de historia desde las Olimpiadas (776 a.e.c) hasta su época (comienzos del siglo II, 137 d.e.c), este no menciona a Jesús, pero si menciona “un eclipse ocurrido durante el reinado de Tiberio, hubo un eclipse solar total desde la sexta a la novena hora”. Cita mencionada por Eusebio ya que lo único que se conserva de este historiador del siglo II son los fragmentos y citas de Eusebio de Cesárea. Para quien no lo sepa, Eusebio fue un obispo cristiano de finales del siglo III y principios del IV d.e.c.
Luciano de Samosata, un escritor satírico de origen griego nacido en el año 125 d.e.c. Este habla, al igual que el resto de autores, del cristo al que adoran los cristianos de su época.
Celso, un filósofo griego conocido gracias a la replica y mención que hace Orígenes de él, tampoco es contemporáneo pues vivió en el siglo II d.e.c.
Mara Bar Serapion, un prisionero que esperaba ser ejecutado tampoco puede ser considerado contemporáneo a Jesús y su carta, según la mayoría de historiadores, es datada a finales del siglo I, aproximadamente en el 73 d.e.c.
Suetonio nació en el año 70 d.e.c. por lo que tampoco es contemporáneo al Jesús de los cristianos de quienes habla.
y Talo el samaritano (o Thallos), un historiador que empezó a escribir su obra, Historia Siriaca, en el año 52 y de la cual no se conserva nada más que las menciones del apologista cristiano Africano. En la obra de Talo no se habla de Jesús, pero Africano lo menciona afirmando que este mencionaba un eclipse de Sol.
Como hemos podido comprobar, todas las “fuentes” más cercanas son de carácter religioso (concretamente cristianas) y de todas las fuentes seculares mencionadas, ninguna menciona a Jesús si no es para referirse a lo que piensan y creen los cristianos de su ídolo. ¿donde están los “autores contemporáneos” que menciona el cristianismo? He mencionado todas y cada una de ellas y no he encontrado ninguna. ¿No será que el cristianismo sufre, al igual que Saulo de Tarso, de visiones y sueña con fuentes que sólo él ve y escucha? Que ¡oye!, viniendo de las afirmaciones de un religioso, todo es posible.
Artículos más extensos sobre Mara Bar Serapión y Josefo pueden verse en este enlace , y sobre Plinio, Tácito y Suetonio en este otro.
¿”La oscuridad sobre toda la tierra”?
” Y cuando vino la hora sexta, hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena. ” – Marcos 15:33.
La muerte, como el nacimiento de una gran figura en la antigüedad, estaba destinado a ser acompañado por “señales y maravillas“, por lo que no sorprende que el autor de Marcos añadiera este pequeño adorno.
Cuando el autor de Mateo copia la historia de Marcos, al igual que sucede con toda leyenda, añadió una maravilla aún mayor:
” Y se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos que habían dormido, se levantaron y salieron de los sepulcros, después de su resurrección, vinieron a la santa ciudad, y se aparecieron a muchos. ” – Mateo 27:52-53.
Por razones obvias, muchos apologistas prefieren ignorar la loca fantasía de Mateo, pero son aficionados a pretender ofrecer antiguos testimonios paganos de la “oscuridad”. Dos nombres se congregaron sobre: Talo y Phlegon . Pero la verdad es que no sabemos casi nada acerca de ellos y todas nuestras fuentes son escribas cristianos.
A los apologistas les gusta empujar a Talo hacía el primer siglo para hacerle un “mejor testigo”, pero de lo único que podemos estar seguros es de que este escribió antes de Teófilo, obispo de Antioquía, que menciona su nombre al final del siglo II d.e.c. Lo más probable es que Talo fuera en realidad un escritor del siglo II d.e.c.
En cualquier caso, no tenemos el texto escrito por el propio Talo. Lo que sí tenemos es una referencia a Talo en una obra del siglo IX d.e.c. realizada por Georgius Syncellus (Jorge Sincelo), un hombre de la iglesia bizantina. Sin embargo Syncellus no cita las palabras de Talo directamente – se basa en un cristiano del siglo II o III d.e.c. llamado Julio Africano (se cree que un libio). Pero el propio Africanus fue parafraseando a Talo, por lo que el testimonio de Syncellus no es mejor que el de una tercera mano y es poco fiable.
Aun teniendo como procedencia dudosa el “testimonio de Talo,” ¿Que es lo qué dice nuestro testimonio pagano?
En el mundo entero “Hubo tinieblas en todo el mundo, produciéndose la más espantosa oscuridad. Muchas rocas quedaron partidas por la mitad debido al terremoto y muchos lugares en Judea y en otros distritos fueron derribados. Me parece poco razonable que Talo, en el tercer libro de sus Historias, intentase justificar estas tinieblas como si hubieran sido debidas a un eclipse solar, puesto que los judíos celebraban la Pascua en el día 14, según la luna y la muerte de su Salvador cae en el día anterior a la Pascua. Pero un eclipse solar es algo que sólo se puede producir cuando la luna se encuentra debajo del sol, así que ¿cómo era posible que se hubiese producido un eclipse cuando la luna se encontraba justo delante del sol? No obstante, dejemos que pase esa opinión, dejemos que lleve con ella la mayoría y dejemos que ese presagio del mundo sea considerado un eclipse del sol, como (para) otros un presagio al ojo. Flegón deja constancia de que en la época de Tiberio Cesar, habiendo luna llena, se produjo un eclipse total del sol de la sexta a la novena hora-manifestadamente el que está hablando. Pero ¿qué tiene un eclipse en común con terremoto, el mencionar rocas y la resurrección de muertos, y tan gran perturbación a través del mundo? Seguro que ningún acontecimiento como este se había registrado por mucho tiempo. Pero fue una tiniebla producida por Dios ya que el Señor estaba sufriendo.
Africanus nos dice que Talo registró un eclipse solar – y no hay nada en absoluto inusual en el registro de un antiguo observador de tales fenómenos naturales.
El giro es que Africanus dice que Talo se equivoca , que estaba realmente registrando la oscuridad de la que se habla en los Evangelios ¿¡!? Es Africanus quien hace el vínculo con Jesús – no Talo!
No hay duda de que Phlegon (Flegon) fue un escritor del siglo II d.e.c., en la época de Adriano. Phlegon sólo registra un gran terremoto en Bitinia, que está en la costa del Mar Negro. Una vez más, no es Phlegon sino los cristianos quienes lo citan para vincularlo con Judea y la crucifixión.
Otra afirmación es dada por apologistas como W. Lane Craig, cuando estos dicen que “Pascua siempre ocurre en el tiempo de luna llena”, por lo que no puede producirse un eclipse y este, por lo tanto, no puede ser el evento al que se refiere Talo. Sin embargo, esto es así debido a que desde el 325 d.e.c. cuando se celebró el Concilio de Nicea I, se decidió que la Pascua de Resurrección se celebrase el domingo después de la primera luna llena que siguiera al equinoccio de primavera (21 de marzo). El calendario de Semana Santa, se rige por el día que cae el Domingo de Resurrección, que es el domingo siguiente a la luna llena del mes de Nissan (el mes de los judíos) que corresponde entre el 22 de marzo y el 25 de abril. Dicho de una forma más fácil, el domingo después de la primera luna llena de primavera, es el Domingo de Pascua.
Los estafadores cristianos concatenan el Eclipse de Talo con el terremoto de Phlegon (plantando los “signos” de los evangelios ahí) para atestiguar su fabulosas tonterías, sin tener en cuenta lo que se escribió, cuando fue escrito y a qué parte del mundo se refirió.
Talo y Phlegon se habrían horrorizado por el mal uso de su trabajo.
A menudo, los apologistas que defienden este hecho (el narrado en los evangelios) como algo “milagroso” apartándose de la explicación del eclipse (que ya hemos visto no pudo ocurrir y menos en ese tiempo), defienden que este pudo producirse igualmente debido a la omnipotencia de su Dios. ¿¡Pudo producirse!? Si retiramos al erróneo eclipse como explicación, aun quedarían varias explicaciones naturales para dicha fábula. Esto, por supuesto, bajo la suposición de que dichos autores no se inventaran tal evento. Una sería una de factor climático y otra sería aun más fantástica pero más catastrófica, la desaparición del Sol. De ninguna de ambas tenemos más testimonios que los propios evangelios. El creyente, redundando en su credulidad, debería replantearse el hecho de que tanto este evento como el de una estrella anunciando el nacimiento de su héroe mítico, son meros adornos lingüísticos para ensalzar a su personaje (véase de donde procede uno de ellos aquí y cómo este tipo de eventos son parte del arquetipo de héroe clásico aquí) sin embargo, este está acostumbrado a asumir cualquier afirmación por muy “mágica” y absurda que esta parezca.
La oscuridad de Talo
eclipse
Un eclipse solar total no dura más que unos minutos (nunca tres horas).
Durante el siglo I d.e.c. hubieron 58 eclipses totales de todo el mundo. Entre los años 16 y 43 d.e.c. hubo once:
28 de marzo del año 24 (sureste de África) *
1 de agosto del 26 (África centro-sur)
22 de julio del 27 (centro-oeste del Pacífico)
10 de julio del 28 (Océano Ártico)
24 de noviembre del 29 (Golfo Pérsico)
14 de noviembre del 30 (al suroeste del Pacífico)
3 de noviembre del 31 (Chile)
19 de marzo 33 (al sur del océano Índico)
9 de marzo 34 (Indonesia)
1 de julio 37 (Canadá)
8 de abril 42 (Pacífico sudoriental) *
Si Talo hubiera vivido a principios del siglo II d.e.c., podría haber notado que el eclipse fue visible en el Golfo Pérsico en noviembre del 29 d.e.c. – lo cual no se ajusta a la cronología de Jesús y que además habría sido de un impacto absolutamente insignificante en Jerusalén, situada a cientos de kilómetros de distancia.
Mes de Nissan
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